“Buenas, perdón que interrumpa, ¿cómo están?... Al fin los tengo acá sin tanta gente en mis butacas. Hace tiempo que quería hablarles y me pareció que este era un buen momento, porque se viene otro campeonato y quizás alguno se conforma con verlos a ellos jugando en la B, pero yo no. Hoy les quiero hablar de eso que queda cuando, cuando uno se muere, eso que vale más que toda su plata, sin embargo nadie les puede robar... hoy les quiero hablar de la GLORIA. La gloria no es fácil de alcanzar, no está de oferta en ningún bazar, cuesta, duele, arde y no se le entrega a cualquiera, pero si hay algo que aprendí en estos 70 años es que los milagros se construyen. Trabajen, transpiren, insistan, vomiten, y corran hasta que las piernas no puedan más, dejen la vida en el campo y dénsenla a la gente que se cuelga del paravalanchas todos los domingos, ellos se dan cuenta y lo harían por ustedes, pero no pueden porque están del otro lado, porque no son ustedes. Y hay que estar ciegos para no ver que cualquiera quiere jugar acá, pero acá no se juega, acá se lucha, se sufre y se pelea por estos dos colores... Peleemos juntos, escribamos historia, dejen el corazón y cuando no puedan más, yo voy a latir por ustedes. Podemos ser invencibles otra vez, ¡Fuerza muchachos!”
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