Soy una incomprendida. Alguien raro en un mundo de normales, o la única normal en un mundo de raros. Soy una de esas personas que se pregunta cosas que a la mayoría de gente le da igual, que concede importancia a algo que los demás ignoran, y que ignora por qué extraño motivo el mundo concede tanta importancia a determinadas cosas. También soy un poco loca, o considerando quizás la proporción en el mundo, ustedes son los locos y no yo.

Monday, February 28, 2011

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Tengo un hermano mayor. Trabaja en televisión, es cámara, y todavía recuerdo como muy inocentemente, cuando era más pequeña, le pregunté qué es lo que hacían los actores mientras ponían anuncios en la tele, creyendo que la serie que estaba viendo se rodaba simultáneamente a la vez que la retransmitían por televisión. También recuerdo como entre risas él me contestó que eso llevaba ya un tiempo grabado, que se hacía por escenas, a trozos, y luego lo juntaban todo. Qué ignorante y tonta me debí sentir por aquel entonces. Tengo grabada en vídeo la imagen del marido de mi hermana metiéndose corriendo en el mar en un frío fin de semana de marzo. Cosas de madrileños. También tengo grabadas a mis piernas flacas haciendo una breve demostración en la arena, de la elasticidad que poseían por aquellas fechas porque practicaba gimnasia rítmica. Gracias a otra grabación, de ese mismo día por cierto, también recuerdo como era la voz de pito que tenía a esa edad, no sé cual. Tengo un hermano mayor. Es aficionado a la fotografía, y por ello cuando viene a casa le pregunto cómo he de colocar la cámara para sacar el mejor resultado de la foto que me dispongo a hacer, y como sabe tanto y le gusta enrollarse tanto, le tengo que pedir, por favor, que se calle. Pero sin embargo, es sólo por una fotografía que él me sacó por la cual recuerdo el verdadero horror de boca que tenía antes de llevar ortodoncia.
En resumen, tengo un hermano mayor, podría contaros muchas cosas más sobre él, pero me limito a decir que, evidentemente, guardo muy muchos buenos recuerdos a su lado, pero sobre todo, le quiero agradecer que de mi corta vida, o mis escasos 17 años, hay un sinfín de pequeñas y grandes anécdotas que sólo recuerdo por él, o por su pequeña manía y afán de querer inmortalizar todo, y llevar siempre cualquier instrumentillo tecnológico encima, sea una cámara de vídeo, sea una cámara de fotos cada vez más grande y con un objetivo mejor. Y de todos esos recuerdos que para mí valen tanto, he de reconocer que mi vida de interesante, poco. A ojos ajenos debe ser aburridísima, a quien quiera que se la cuente no le resultará ni lo más mínimamente entretenida. Pero si puedo asegurar que desde bien enana me ha corrido por dentro el gusanito que me ha incitado a no querer parar quieta, que me ha hecho verme, no sé por qué, más feliz que cualquiera que me rodease, porque he tenido siempre la posibilidad de correr, de pelearme, de gritar, de columpiarme, de caerme al suelo y tropezarme, de hacerme una herida en el recreo y tener excusa para ir a la enfermería, de reír, de llorar, de planear algo con la maquiavélica mente de una niña de 10 años, de ir con mi madre a comprar a Zara Kids y llevarme lo más hortera. También he tenido la posibilidad de ser de las primeras en entrar al comedor y de salir la última, de decidir no comer nada y tener que ir al médico a tomar “un medicamento que me abriese el apetito”, y sentir psicológicamente como justo el día que lo pruebo, no dejo ni rastro del asqueroso potaje y el asqueroso emperador del comedor del cole. He podido celebrar mi cumple en un parque de bolas, y puedo recordar, además, como Belén le tiraba bolas a mi hermano mayor en uno de ellos, tengo fotos con todos mis amigos al lado desde los 4 años, me acuerdo de construir casitas pequeñas para las hormigas, y de jugar a Sailor Moon en el tobogán. Me acuerdo de mis piececitos andando del chalet a la playa, y pararnos antes a ver pasar el trenet, de taparme los oídos al escuchar petardos, y ser la niña llorona que se iba con la profesora justo antes de quemar la hoguera del colegio, también me acuerdo de estar paseando por el centro de la ciudad con mi familia alrededor de las 14.00 un 23 de junio y suplicarle a mi padre ir ya a casa para esconderme debajo de la cama. He tenido la posibilidad de poder decir toda orgullosa desde bien pequeñita que ya me duchaba y me lavaba el pelo sola, de disfrazarme de Escarlata O’hara, de ser una niña egoísta y caprichosa, de preferir bucear que nadar en la piscina, de morirme de asco al ver una tarántula muerta flotar sobre ella, y de aprender a los 7 años que "beatle" significa escarabajo. He coleccionado bichos dentro de un bote de pelotas de tenis con mi hermana pequeña, y he sabido desde bien pequeñita que desde luego, los gatos negros mucho amor si, pero mala suerte no dan ninguna. He tenido la ocasión de yendo a 5º de primaria, sentirme orgullosa por enseñar a leer a una niña de preescolar, he sentido lo que es tener las mejores notas de todo el curso, porque la que era y es la más lista de la clase tenía un “Superado con Dificultad” y yo sin embargo, lo tenía todo con “Bienes” y “Muy Bienes”, he sentido los nervios de una niña pequeña al escribir una carta de amor.
Me he sentido desde pequeñaja muy afortunada de poder viajar, y tampoco he viajado mucho, me he sentido desde pequeñaja muy afortunada de poder hacer prácticamente todo lo que me gustaba siendo consciente de que hay otras muchas personas que están limitadas o que simplemente no pueden. Me he sentido desde bien pequeñaja muy afortunada de tener el hermano que tengo, los hermanos que tengo, de haber tenido la oportunidad de conocer a cada una de las personas que he conocido, de quienes siempre he aprendido algo distinto. Me siento ahora muy afortunada, de saber que sigo siendo pequeñaja, y de saber que, sin acordarnos, mientras que hay a muchas personas que se les está acabando el cuento, a mí me queda todavía mucha historia por contar y querer inmortalizar fotográficamente, tal y como mi hermano, sin ser consciente de ello, me ha incitado a querer hacer.

Friday, February 25, 2011

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El hombre y la mujer han nacido para amarse, pero no para vivir juntos. Los amantes célebres de la historia vivieron siempre separados.

Thursday, February 24, 2011

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Iremos a gastarnos unas cuantas noches más a las calles más oscuras y gastadas de Madrid, no he dudado ni un momento ni un sólo momento de tu amor. Quiero verte amanecer y verte anochecer, si ayer y hoy nos dan la espalda como amantes que se van siempre quedará mañana, la mañana de mañana junto a ti. Dejaré de hablar de cosas que no he conocido, ni conoceré. Dejaré de hablar más alto para hablar más claro de nosotros dos...

Wednesday, February 23, 2011

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"English is the most widely used language in the history of our planet. One in every seven human beings can speak it. More than half of the world's books and three-quarters of international mail are in English. Of all languages, English has the largest vocabulary and one of the noblest bodies of literature. Nonetheless, let's face it: English is a crazy language. There is no egg in eggplant, neither pine nor apple in pineapple and no ham in hamburger. English muffins weren't invented in England or French fries in France.

We take English for granted. But when we explore its paradoxes, we find that quiksand can work slowly, boxing rings are square, public bathrooms have no baths and a guinea pig is neither a pig nor from Guinea.

And why is it that writers write, singers sing, but porters don't port -rather they carry things? If the plurar of tooth is teeth, why is the plurar of booth booths and not beeth? One goose, two geese, so why one moose, two moose and not two meese? One mouse, two mice, so why one house, two houses and not two hice? If a vegetarian eats vegetables, what does an humanitarian eat?

Sometimes I wonder if all English speakers are crazy. In what other language do you have noses that run and feet that smell?

How can a slime chance and a fat chance be the same, while a wise man and wise guy are opposites? How can overlook and oversee be opposites, while quite a lot of and quite a few are alike? How can the weather be hot as hell and cold as hell the next?

You have to marvel at the unique lunacy of a language in which your house can burn up as it burns down, in which you fill in a form by filling it out and in which your alarm clock goes off by going on.

English was invented by people, not computers, and it reflects the creativity of the human race (which of course, isn't really a race at all). That is why, when stars are out they are visible, but when the lights are out they are invisible. And why, when I wind up my watch I start it, but when I wind up this essay I end it".

Saturday, February 12, 2011

Thursday, February 10, 2011

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NO ME LO CREO NI YO, ME HAN QUITADO LOS BRACKETS POR FIN!!!!!!!!!!!!!!!!!

Clickear aquí, y entendedlo jajaja; http://www.fotolog.com/lisa_93/90554688

Sunday, February 6, 2011

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Creo que todo el mundo, de todas las personas que conoce a lo largo de su vida, tiene a una a la que considera como ESA. No sé, como esa persona que deseas haber conocido y tenido antes de morir. Tú la eres para mí, lo sé, a pesar del millón de personas que me queden por conocer. No me cabe duda.

Saturday, February 5, 2011

Thursday, February 3, 2011

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Dear Mr. President, come take a walk with me, let's pretend we're just two people and you're not better than me. I'd like to ask you some questions if we can speak honestly; what do you feel when you see all the homeless on the street? Who do you pray for at night before you go to sleep? What do you feel when you look in the mirror? Are you proud? … How do you sleep while the rest of us cry? How do you dream when a mother has no chance to say goodbye? How do you walk with your head held high? Can you even look me in the eye, and tell me why?


Dear Mr. President, were you a lonely boy? Are you a lonely boy? How can you say no child is left behind, we're not dumb and we're not blind, they're all sitting in your cells while you pay the road to hell. What kind of father would take his own daughter's rights away? And what kind of father might hate his own daughter if she were gay? I can only imagine what the first lady has to say, you've come a long way from whiskey and cocaine.

Let me tell you about hard work, minimum wage with a baby on the way. Let me tell you about hard work, rebuilding your house after the bombs took them away. Let me tell you about hard work, building a bed out of a cardboard box. Let me tell you about hard work… you don't know nothing about hard work. Dear Mr. President, you'd never take a walk with me.

Tuesday, February 1, 2011

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Estaba ayer por la noche tratando de conciliar el sueño de una manera bastante peculiar, si no me leí 20 artículos de Rosa Montero, no me leí ninguno. La mayoría de ellos fascinantes desde luego. Creo que ahora al menos tengo una pequeña idea de lo que puedo contestar cuando me preguntan ‘¿Y qué quieres estudiar? ¿Qué quieres ser de mayor?’ … De mayor quiero ser como Rosa Montero. Y es que son de esos artículos que me gusta leer de ella, de donde he sacado si no recuerdo mal, dos de los últimos textos publicados en las entradas de mi blog. El caso es… que leí uno criticando un reportaje de la familia Beretta que aparecía en una revista. Bien, y de primeras me pregunté ¿y quién son los Beretta?, pero con continuar leyendo sobraba para resolver esa pequeña o gran duda. Los Beretta son, haciendo un breve resumen utilizando palabras textuales tanto de la periodista como de quien se encargase de redactar el reportaje sobre esta familia, “fabricantes de las pistolas Beretta, entre otros ingenios para matar. Fabrican unas de las mejores y más prestigiosas armas que existen”. Y con razón entendí que Rosa Montero criticase cualquier cosa relacionada con ellos. Ella, tan apasionada siempre por escribir en contra de la violencia.

Pero no es por esto por lo que me he parado a escribir yo. Llegué ayer a casa y me llamó la atención una mochila que reposaba en una mesa de la entrada, la había dejado ahí mi padre, que volvía de una montería, para bajarla al trastero y guardarla. Combinaba los colores marrón y verde “militar”, con un fuerte olor a grasa, típico olor de los barbour, para que lo podáis asociar. Yo todo ello lo relaciono con la caza, sinónimo de matar, matar animales. Le pedí que la dejara en casa porque me había gustado, así yo le daría otras utilidades, por lo que la cogí y la colgué en un perchero en mi habitación, y allí ha reposado toda la noche. Hoy, al ir a guardar unas libretas dentro de la mochila, me he fijado en algo que tenía grabado en el cuero marrón, a lo que ayer no le dí importancia, y sorpresa para mí que lo que había escrito en ella era “Beretta”. Y un escalofrío me ha recorrido el cuerpo, por exagerarlo de alguna manera. Pero es que sólo han pasado quince horas desde que leí el artículo relacionado con ellos. Hasta entonces nunca los había oído nombrar.

Son estas pequeñas casualidades o coincidencias las que seguro que alguien me ha oído decir que odio. Siempre me pregunto quién o qué da pie a que sucedan y por qué. ¿A dónde llevan? ¿Qué significado tienen? Estoy convencida de que hay religiosos, científicos, filósofos, teólogos y un sin fin más de personas que se aburren, que han dedicado su tiempo a pensar lo mismo que yo y han llegado a conclusiones extrañas, absurdas o que seguro que tienen algún sentido. Hasta ahora, yo no se lo he encontrado. Es miedo el sentimiento que crece por dentro de mi cuerpo cuando me sucede algo así, a la vez que curiosidad, mucha curiosidad. Normalmente son cosas sin importancia las que me coinciden, pero es entonces cuando comienzo a valorarlas más y sé que ya no voy a olvidar lo que quiera que fuese. Pero el motivo de mi preocupación por esto, radica en el momento que dichas coincidencias ya no son tan absurdas, ni con cosas sin importancia. Yo por lo pronto, sigo con la esperanza de encontrar alguna vez el significado de todas ellas.
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"Una de las informaciones más deprimentes que he leído en los últimos meses es la reseña del libro Después del Reich, crimen y castigo en la posguerra alemana, del historiador británico Giles MacDonogh, que se presentó hace un par de semanas en Barcelona. Aún no he leído la obra, pero los datos que ofrece son escalofriantes. Por primera vez después de la Segunda Guerra Mundial, alguien se ha preocupado de estudiar de manera concienzuda y rigurosa la represión ejercida por los aliados contra los alemanes. Los vencedores arrasaron, asesinaron, trituraron. Los vencidos fueron internados en campos de concentración atroces, fueron humillados, deportados y sometidos a suplicios bestiales. Por ejemplo, en Praga colgaron a los alemanes en fila de las farolas de la ciudad y los quemaron vivos, como antorchas humanas. Los aliados fusilaron en masa a niños y mujeres y torturaron a los presos de manera sistemática. Más de tres millones de alemanes murieron después de que se acabara oficialmente la guerra; dieciséis millones y medio de civiles fueron expulsados de sus hogares, y en 1946 nacieron al menos 200.000 niños frutos de violaciones. El horror de la vida en su más pura representación, en su más negra sustancia.

Y lo más desalentador es que sobre todo ello ha caído el espeso manto del silencio. Han tenido que transcurrir 65 años para que estas atrocidades hayan empezado a emerger. Para que se hayan hecho públicas. Para que existan. Nuestras sociedades democráticas, tan supuestamente transparentes en el terreno informativo, han ignorado década tras década y generación tras generación estas barbaridades. Y luego nos asombra que los alemanes del Tercer Reich alegaran que desconocían la existencia de las cámaras de gas. Eso es imposible, nos decimos aún hoy despectivamente. Pero, ya ven, es fácil cerrar los ojos ante el sufrimiento de millones. Basta con despojar a esos millones de su condición humana. Peor que las atrocidades cometidas contra los vencidos, peor que esos hombres achicharrados vivos que danzaron con espasmos agónicos en las farolas de Praga, son nuestras ganas de no ver y no saber. Me pregunto a cuántas cosas terribles les estaremos dando la espalda en estos momentos. Cuántas verdades brutales estamos prefiriendo no conocer. Esto es para mí la esencia del Mal.

De manera que el Mal existe, sí. De eso no cabe, por desgracia, la más pequeña duda. Pero también, por fortuna, existe el Bien. En la misma semana que se puso a la venta el libro de MacDonogh se publicó en España otra obra, Ahora, de Morris Gleitzman, que cuenta la historia de Janusz Korczak, un médico polaco que fundó un orfanato en 1936 en el gueto de Varsovia. De allí salió el 5 de agosto de 1942, junto con 200 niños judíos, camino de la muerte. Iban de la mano, tranquilos, sin llorar, amparados por la poderosa presencia del doctor. Al llegar al campo de concentración, un oficial de las SS ofreció al médico la posibilidad de salvarse. Korczak se negó y entró con sus niños en las cámaras de gas.

Hay bastantes historias de heroísmo de este tipo. Historias de bondad, de entrega y sacrificio. Por ejemplo, para no abandonar el ámbito de la Segunda Guerra podemos citar el caso de la también polaca Irena Sendler, que murió en 2008 a los 98 años de edad. Irena, que era enfermera, trabajó en el gueto de Varsovia y consiguió salvar a 2.500 niños judíos, a los que sacó con papeles falsos o escondidos dentro de sacos de patatas. Detenida por la Gestapo, fue salvajemente torturada, pero no dio ni un solo nombre de sus colaboradores ni el lugar en donde los niños se escondían. La red quedó intacta y ella fue condenada a muerte, pero un soldado alemán al que la Resistencia había sobornado la ayudó a escapar cuando la llevaban a ejecutar. Irena Sendler, Janusz Korczak… Me encanta repetir sus nombres, mirar sus viejas fotografías, rendirles un pequeño homenaje en mi memoria. Su valiente generosidad mitiga el Mal. Gracias a ellos, y a tantos como ellos, muchas veces totalmente anónimos e ignorados, el mundo, pese a todo, puede ser habitable."

Rosa Montero