Soy una incomprendida. Alguien raro en un mundo de normales, o la única normal en un mundo de raros. Soy una de esas personas que se pregunta cosas que a la mayoría de gente le da igual, que concede importancia a algo que los demás ignoran, y que ignora por qué extraño motivo el mundo concede tanta importancia a determinadas cosas. También soy un poco loca, o considerando quizás la proporción en el mundo, ustedes son los locos y no yo.

Wednesday, April 15, 2015

Tengo en una caja guardado un gran cúmulo de trastos sin sentido, un manojo de cosas que para el resto de la humanidad deben resultar completamente absurdas, pero que para mí tienen un significado sumamente profundo. En ella puedes encontrar de todo: una lista de la compra, un planning de estudio para exámenes finales, cartas y fotos, por supuesto, muchas fotos, hojas de apuntes en sucio, entradas a conciertos, servilletas de restaurantes, una máscara de disfraces, billetes de tren, tickets de regalos comprados, y devueltos, recortes de periódicos y revistas, juguetes, paquetes de chicles, pulseras, recetas de cocina...

Un montón de absoluta porquería que mi madre no dudaría en coger y tirar a la basura, pero que yo guardo con empeño. Un montón de absoluta porquería inservible, no me cabe duda. Pero cuando me pongo a rebuscar entre ella, me transporta a esos pequeños momentos que con solo recordar hacen que sientas un escalofrío de pies a cabeza y una mezcla entre nostalgia y felicidad que no sabes muy bien si vas a echarte a reír o llorar...