Soy una incomprendida. Alguien raro en un mundo de normales, o la única normal en un mundo de raros. Soy una de esas personas que se pregunta cosas que a la mayoría de gente le da igual, que concede importancia a algo que los demás ignoran, y que ignora por qué extraño motivo el mundo concede tanta importancia a determinadas cosas. También soy un poco loca, o considerando quizás la proporción en el mundo, ustedes son los locos y no yo.

Monday, January 24, 2011

Photobucket
"Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se suicidan en el mundo cerca de un millón de personas. De hecho, el suicidio es la primera causa de muerte violenta. Hay más personas que fallecen por su propia voluntad que la suma total de todos los muertos provocados por los homicidios y las guerras, un dato espeluznante si tenemos en cuenta las carnicerías constantes que asolan el ensangrentado planeta en que vivimos. Además, por cada suicida que logra su objetivo hay una veintena de intentos infructuosos, con su secuela de heridas, envenenamientos y hospitalizaciones diversas. En España, en concreto, se quitan la vida 4.500 personas cada año, la mayoría hombres, aunque las mujeres son más numerosas a la hora de intentarlo, sólo que su habilidad letal, o tal vez su determinación, es inferior.

Habría que preguntarse qué lleva a una persona a ese gesto final e irrevocable, a esa transgresión monumental del poderoso mandato de la vida, del instinto esencial de supervivencia que llevamos impreso en lo más recóndito de cada una de nuestras células. Desde cierto punto de vista, el suicidio es el acto más humano que pensarse pueda, porque es el más locamente libre, más orgulloso y más prepotente. Es decir, es propio de la desfachatez, de la desmesura y de la ambición de nuestra especie. Cuánta voluntad de ser encierra el suicidio: el que se mata prefiere prescindir de su bien más preciado, que es la vida, porque no se contenta con cualquier vida. Hace falta tener la cabeza llena de expectativas y de sueños para actuar así. […]

El mapa mundial de los suicidios plantea una serie de turbadores interrogantes. Resulta que la tasa más alta de suicidios está en Europa del Este, mientras que las más bajas se dan en América Latina, en los países musulmanes y en algunos países asiáticos. Los países del Este arrastran una historia de decadencia, de desmoronamiento y desintegración social, de exacerbación individualista y sueños rotos, mientras que los países más bajos en la lista, aun siendo algunos muy pobres y problemáticos, pertenecen a un ámbito social mucho más colectivo, más basado en el apiñamiento familiar y en la horda afectiva, en donde las personas se relacionan más estrechamente unas con otras. Y ésta puede ser una de las claves principales del aumento de suicidios. Hace falta estar muy solo o ser fenomenalmente egoísta para quitarse la vida, porque el suicidio es la mayor brutalidad que uno puede cometer contra las personas que te quieren. Ensimismados, afectivamente mezquinos y egocéntricos, los suicidas en realidad están matando a los demás cuando se matan. Es una forma especialmente perversa de ejercer una violencia contra el otro".

3 comments: