Soy una incomprendida. Alguien raro en un mundo de normales, o la única normal en un mundo de raros. Soy una de esas personas que se pregunta cosas que a la mayoría de gente le da igual, que concede importancia a algo que los demás ignoran, y que ignora por qué extraño motivo el mundo concede tanta importancia a determinadas cosas. También soy un poco loca, o considerando quizás la proporción en el mundo, ustedes son los locos y no yo.

Tuesday, September 11, 2012

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Sé de sobra que no nos fabricaron para estar juntos. Tú llevas la etiqueta de no se qué historia, y la mía narra una muy diferente.
Al rozarnos, hay dos núcleos que chocan y comienzan a entrelazarse apasionadamente para enseguida separarse un milímetro y rebotar cada uno hacia un extremo sin tener la más mínima intención de volver a entrar en contacto por mucho tiempo. 
Es una jodida puta mierda, pero es así. 
Un día deseas reventar hasta el último huesecillo que compone mi cuerpo apretándome entre tus brazos, y al siguiente pagarías por tener asegurado que no volverás a cruzarte con esa mirada de la que soy dueña. La misma que ha custodiado minuciosamente la maravilla que supone cada detalle de tu piel a una distancia de tu rostro que ni siquiera me permitía respirar fácilmente, a la par que sentía escapar con fuerza de tu naricilla, casi como si de tus ultimos suspiros se tratase, un aire que chocaba, con la que queda a la altura de tus hombros, mi frente. 
Y perderás, al igual que ya has perdido, tiempo en empeñarte que no soy la persona adecuada ni correcta. Que todo ha sido siempre un error. Que todo ha terminado siempre en una dulce catástrofe. Y qué cojones importa cómo sea o qué forma tenga ese persona correcta o adecuada, y para qué ibas a molestarte en buscarla mientras sigas pudiendo abrir los ojos cada mañana y saber una única cosa con certeza de todos los años que llevas viviendo, o viendo la vida pasar: que al único ser humano al que vas a poder agarrarte siempre que todo a tu puto alrededor te dé la espalda y se esté desmoronando, soy yo. 
Tal vez lo único que suceda es que somos alérgicos. Yo a ti. Tú a mí. Necesitamos pasar una revisión para que un tercero nos lo remarque por escrito: "Eso NO. A eso NO te tienes que acercar. Eso NO se toca. Ni mucho menos se prueba, se muerde o se saborea. Eso está prohibido.". Pero mejor, que ni se moleste, porque me lo paso de putísima madre sáltandome a conciencia cada una de esas supuestas prohibiciones.
Y mientras tanto, y por siempre, que yo siga evaporándome entre las letras de esa canción a la que, diablos, no sé cómo coño no cambian el título y le ponen tu nombre, porque no puede llamarse de otra manera. 
Y que el resto del planeta siga pensando lo que quiera. Todavía no han entendido por dónde nos metemos todo aquello que se atreven a conjeturar. Que nosotros ya tenemos garantizado ser los protagonistas de al menos uno de esos memorables y emotivos momentos, que cuando recuerdas sé que hace que esboces sin ni siquiera darte cuenta una de tus mejores sonrisas.

2 comments:

  1. Simplemente GENIAL.

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  2. A veces ocurre y no nos damos cuenta, otras nos damos cuenta y no ocurren. Ya ves; la vida.

    Te sigo.
    :)

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